
El, en su cama acostado
resignado a sacrificar sus verdaderos sentimientos por ver sonrisas en su vida,
se comunicaba una vez más con linda, aquella persona lejana y cercana a la vez,
con quien aprendió nuevamente a sonreír, estaban “conectado” una vez más, de
miedo ambos a que el tiempo pase y pase, porque es el, quien finalmente decide
cuan cerca podemos estar de las personas que amamos…el tiempo.
Linda sonreía y
miraba la fría pantalla imaginando el poder de esa comunicación, estaban lejos
pero lo sentía como si de una tertulia de a dos se trababa, la tristeza de sus ojos casi la
delataban, y es que la soledad y la distancia mellan lo que a veces uno cree
que ha formado en el tiempo, se necesita estar “juntos” para que esa ilusión
esa pasión no se pierda en el espacio y el tiempo.
Ambos sentían que hablaban el mismo idioma,
ambos sonreían y planeaban sinuosos encuentros que luego decaían pues sus
miedos se anteponían a esos deseos, pero esos mismos miedos, con el
tiempo tendrían que superarse.
Ambos se conocieron
hace muchos años atrás, el aun pipiolo vivía la vida loca y nunca fijo su vista
en ella, y ella fijo su vista en estudiar y dedicar su vida y tiempo a la labor
más noble y loable de una persona, el enseñar, comenzar a formar los cimientos
de grandes personas, es lo que hacía y de ello también estaba enamorada.
Ellos con rumbos
distintos pero con sentimientos compartidos sonreían siempre cada noche,
perdiendo el tiempo como mejor sabían hacer, sonriendo y hasta discutiendo,
dicen que del odio al amor solo hay un pequeño margen y quizás ellos ya están
allí , y solo esperan que alguien de el primer paso…
El nunca desmayaría
pues ella es la mujer que ha removido
sus tuétanos al punto de romper su dieta
en el tiempo de su vida pasada, y hoy con la venia de ella bajo ese misterio
que rodea lo prohibido , quizás lleguen a unir esos sentimientos….
Continuara…