martes, 6 de abril de 2010

Jugando con fuego

Vivía frente a un parque en la costa del Perú cuando estudiaba, le decían el parque mayor, parque grande o parque cusco, era tan grande como un estadio de futbol, solia trotar todas las mañanas, casi 10 vueltas en mis mejores tiempos (hoy de seguro no llego ni a una), por la misma grandeza del parque, existían espacios donde solo podía existir gente de mal vivir haciendo fechorías por las noches.

Cassinelli era mi amigo, el mágico, extrovertido, excéntrico, amante de la naturaleza, de las aventuras, de lo desconocido, de los chacras y no se mas, loco y raro a la vez, desde que lo conocí sentí que había una conexión , lo sentí amigo y hermano en un mismo instante, podía confiar en el así como también podía ser peligroso confiar en él (tema de estudio) , pero era él, era libre de pensamientos , era libre de palabra y decía lo que sentía con un aire mágico y extravagante.

Aquella noche llego a mi casa (pensión alquilada) me pregunto qué hago pues le dije nada, me daba ganas de decir que era mi cumpleaños y que lo estaba pasando de la manera más solitaria que jamás hubiese podido imaginar. Saco una botella de vino ( de a luka que se vendía a los estudiantes misios) y me dijo mi brother hoy es un día especial, vamos al parque a ver qué hacemos…aquel momento me sentí raro y a la vez muy alegre de poder al menos poder tomar un sorbo de vino, con una persona muy especial..y comenzó la tertulia nocturna (asu, que loco, manya) terminamos la primera botella de vino, y la noche mágica recién empezaba, había que buscar los medios para conseguirse una más, creo que saque una china(0.50 céntimos) y el puso unos 2 soles mas y se fue por una botella, con su clásicos pantalones cortos ,sudadera negra y su infaltable mochila (jeansport).

El alcohol por si mismo hacia mas mágica aquella noche. Los cuerpos ya no obedecía nuestras ordenes cerebrales, de tal manera que tuvo la idea loca de hacer una fogata en el centro del parque arriesgándonos a que los vecinos llamen a serenasgo y nos lleven 24 horas al calabozo, juntamos arbustos secos y grass seco del mismo parque e hicimos un montículo respetable de combustible artesanal para la fogata, y comenzó jugamos a ser dios, se hizo el fuego, en minutos teníamos una llama de casi 2 metros de altura, me dijo a que no era capaz de cruzar corriendo aquella llama, admito que tuve miedo, pero ello luego desapareció cuando lo vi atravesar el fuego pegando un grito de éxtasis , de aventura, un grito extremo, aun no me sentía muy seguro de hacerlo me tuve que llenar de valor, acto seguido tome impulso y cerré mis ojos y cruce la llamarada y sentí como mis emociones mis alegría desbordaban por aquella inolvidable noche, habría que aclarar que el salto lo hicimos cuando la llama estuvo por un metro de distancia, hubo magia en ello y eso se sintió como también sentí los bellos de las manos y pies que se quemaron ( je je el precio de la diversión extrema ).

Aquella noche se celebro mi cumpleaños con una danza de fuego unas botellas de vino de a luca y un amigo raro sincero y bueno a la vez, la noche el fuego y la madre tierra hicieron un espacio cósmico entre sí para celebrar un año más de vida o menos ,de aquel muchacho que había dado por perdido aquel día festivo, nunca olvidare eso y siempre vivirá como uno de mis mejores recuerdos y mejor santo.

2 comentarios:

  1. tan solo de imaginarme ese dia ....... se puede sentir la magia q existio ese dia .asu habra sido grandioso. pucha ese amigo tuyo si q sabe como marcar la diferencia

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